A PROPÓSITO DE "MAMA", DE JORGE FERNANDEZ DIAZ


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Con motivo del Dia de la Madre, se reedito "Mamá", de Jorge Fernandez Diaz, uno de los libros mejor logrados sobre el tema de la inmigración, el desarraigo y su influencia en  los que somos hijos de los que bajaron de los barcos. Escrita en primera persona, con un estilo naturalista, la biografía de Carmina, su madre, es a la vez un testimonio de tantas otras historias de vida similares, que hizo llorar a la terapeuta de la protagonista. Este hecho, fue el detonante que motivó a su hijo, periodista y escritor a contarla, con palabras sencillas, y casi sin ornamento alguno que embelleciera la crudeza de las experiencias vividas por ella, una más de las tantas mujeres que vinieron a "hacer la América." Nunca pude volver a encontrarme con Jorge -con quien trabajé en La Razón de Jacobo Timerman- despues de haber leido su libro en el 2003. Quizás si esto hubiera sucedido, me habría quedado corta de palabras para transmitirle la intensidad de las emociones que me provocó su lectura; como me ayudó a la comprensión de lo vivido durante buena parte de mi vida como "distinto"; como me permitió reconciliarme con la gallega hermosa y luchadora que me trajo al mundo en este lugar y sobre todo entender de cuantas herramientas me dotó a su manera. En otro orden, el libro, junto con la miniserie "Vientos de Agua", de Juan José Campanella, sean acaso, en mi opinión, dos de los mejores testimonios contemporáneos de la epopeya inmigratoria. 

Esta es la dedicatoria ampliada del ejemplar que le regalé a mi hija -ya una madre- en nuestro dia:


Buen dia!
Ayer, miercoles 15 de octubre de 2013 te compré “Mamá”, de Jorge Fernandez Díaz, porque en cuanto me enteré de que se había reeditado con un epílogo del autor sentí que era el momento justo para transmitirte estas emociones que me llegan desde lo más profundo de la mitad de mi ser, la que nunca va a dejar de ser inmigrante. La que quizás nunca soltó la valijita de cartón ni bajó del barco del todoy sigue guardando muy profundo el miedo que le dio ver la gran ciudad por primera vez, tan distinta a su Lamea natal y eso que llego a Montevideo, y no a Buenos Aires.
Cuando me lo regalaron, hace exactamente 10 años, el libro ya iba por su cuarta edición y me hizo llorar literalmente a los gritos. Ayer, sólo con tenerlo entre mis manos de nuevo y pensar que iba a ser mi regalo especial para vos, ahora que sos Mamá también, las lagrimas se aparecieron imprevistamente dos veces mientras caminaba por la calle e iba en colectivo. Hoy, antes de levantarme, leí de corrido el epílogo con el que mi colega, con quien compartí un par de redacciones, decidió ponerle un punto final a la historia de su madre.
 No tengo el talento de Jorge quizás, no estoy segura. Más bien creo que no tengo el coraje suficiente (disfrazado de falta de tiempo), para meterme con la saga apasionante de mis ancestros gallegos, a la que solo me asomo de vez en cuando picoteando en el Facebook en alguna ocasión especial. Pero quizás y de esto estoy casi segura, me faltan fuerzas como para aguantar emociones tan fuertes como las que me sacudieron con la  “simple” lectura de este libro, o durante la visión del documental “Los niños de la guerra”, de Jaime Caminos que me tuvo llorando a mares por dos horas luego de verla, delante de todo el mundo.
Por eso fue que me decidí a escribirte esto, larguísimo para entrar en la dedicatoria del libro, pero necesario por muchos motivos:
La historia de la asturiana Carmina, contada sin novelar -cruda como fue la vida de los que no eligieron venir a este lado del mundo, sino que no tenían otra alternativa que escapar de la miseria, de sus miserias o de la guerra- es, detalles más, detalles menos, la historia de Jesusa, tan llena de coraje y audacia, como de prejuicios, oscuridades y secretos que el tiempo y el recorrido por los lugares de origen sólo  me permitieron iluminar a medias.
Dijo una numeróloga que mi madre vino a America para traer la sangre a un lugar nuevo y que yo me hice comunicadora para develar los secretos guardados por siete siglos en las dos ramas de mi familia. No sé si será literalmente cierto o no. A mí me gusta creerlo. 
Ojala que este libro, que te doy con todo mi amor, sirva para entender un poco más que lo que hoy somos, tiene mucho que ver con ese mundo de raíces tan profundas del que venimos y para  iluminar un poco todo aquello que aun permanezca oscuro.

Buenos Aires, 21-10-13

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