CORAZÓN GALLEGO, de Celia Otero
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"La morriña es un sentimiento que se hereda", dijo alguien que sabía de que hablaba o como más eruditamente lo expresó Antonio Pérez Prado en su imprescindible "Los gallegos y Buenos Aires" (Ediciones La Bastilla, 1973): "...un gallego puede venirse con todo lo que tiene a estos Buenos Aires y echar en ellos las raíces hondas y cordiales que sabemos y aquerenciarse; pero esa tierra que dejó allá lo habitará siempre como una nostalgia muchas veces dulce, deleitosa a veces, incurable siempre". Esa añoranza de lo que se dejó atrás, común a los inmigrantes de cualquiera de los países que arribaron en distintas oleadas a la Argentina, tiene características acaso más notorias y transmisibles a sus descendientes, en la inmigración gallega.
Hubo y hay, en el gallego residente en este país y especialmente en los de la llamada Quinta Provincia del suyo, una idealización de la tierra que abandonó por distintos motivos y a la vez una necesidad de olvidarla -para evitar el dolor- que en muchos casos implicó no retornar nunca a pesar de contar con los medios para hacerlo. Quizás porque en muchos de los casos, ya fuera por exilio político o económico, el sufrimiento que significó un traslado en condiciones precarias, sumado a la angustia propia del desarraigo fue un trauma imposible de superar a pesar de cumplir, la mayor parte de los emigrados, su objetivo de "hacer la América".
La morriña se propagó por lo tanto, no siempre de manera explícita, a los hijos y acaso también, ya muy filtrada a algunos nietos. Historiadora; docente e investigadora, cuentista y relatora, Celia Otero refleja ese sentimiento y el contexto que da lugar a él, en los 21 relatos que componen su "Corazón Gallego", con un lenguaje literariamente exquisito, pero a la vez con la simpleza del que transmite la propia experiencia. Del que no "toca de oído", ni hace pasar las vivencias por un tamiz intelectual que las distancia de quien lee.
Nacida en Dozón, Lalin, Pontevedra, Otero llegó a Buenos Aires a los 3 años y se fue convirtiendo en una argentina más, hasta que, como nos sucedió a otros tantos, las raíces fueron más fuertes que la construcción armada para ser uno más en el nuevo país. Y emergieron en los tantos cuentos y relatos que publicó en distintos medios; gran parte de ellos recogidos de narraciones orales y escritas de inmigrantes y sus hijos.
Personajes como Blanca, Elvira, Manolito, Las Josefas o Rosiña, entre otros, resultan fácilmente identificables y sus historias movilizan las emociones del lector que tenga ancestros o haya convivido con quienes vinieron de los barcos. Si así no fuera, por sus características narrativas, los cuentos fluyen igualmente para quien no mantenga lazos personales con el tema, y evoca imágenes fuertemente visuales. Prologado por Ruy Farias, también historiador de origen galaico, "Corazón Gallego" no golpea bajo, sino que apunta directo a la sensibilidad sin concesiones; pero con la inevitable conmoción que provoca la escritura sincera.
María Núñez
Comentarios
Con lectores como la presente cada personaje y cada historia es recreada y vuelve a vivir-