Shakespeare & Company



Después de esto juro que me dejo de hablar de Paris por un buen rato. Al menos por ahora. Pero como se trata de lo que me encanta, quiero compartir mi inolvidable encuentro con Shakespeare & Company, uno de los lugares más cálidos, interesantes y encantadores de la ciudad. Por otra parte, quiero tomar distancia de al menos un par de dias de la "Giornatta particolare" que vivimos los argentinos el martes para poder desahogarme -quizás también por última vez- con respecto al conflicto con el campo y sus efectos colaterales. Asi, que este me pareció un excelente modo de hacer tiempo.

Notad encantos mios, que escribí "mi encuentro con Shakespeare & Co" y no mi visita a Shakespeare & Co, porque realmente estar allí fue para mi un momento mágico. Caminando por la Rive Gauche, en el 37 de la rue de la Bûcherie, justo enfrente de Notre Dame, apareció la mítica libreria que conocía por lecturas y guias turísticas y la realidad superó mis expectativas. En un sofá del primer piso dormía un caminante sin que nadie lo molestara, mientras otro libre, se ofrecía a quien quisiera usarlo. Una sala para encontrarse con quien fuere o para leer en paz , un sector de niños, otro de libros que no están a la venta pero que pueden leerse durante todo el tiempo que uno quiera, y una exhuberante Babel de estantes que parecen no tener fin. Eso y mucho más que no se puede describir, me encantaron profunda y totalmente y no tuve más remedio que comprar "Walks in Hemingway's Paris: A guide To Paris for the Literary Traveller", la clásica guía para el viajero literario que quiera seguir los pasos de Hemingway en los tiempos en que "todo era una fiesta", de Noel R. Fitch, aunque a estas alturas lejos estoy yo de ser una viajera literaria. De todas maneras, no puede evitar incluir una foto del libro, porque todo es parte del hechizo que me atrapó.

Y aquí va un poquito de la historia de Shakespeare & Company, por si les interesa:

Lo de Shakespeare and Company, probablemente una de las librerías más famosas del mundo, es mucho más complicado de lo que imaginan los que, al llegar a París, buscan el 37 de la rue de la Bûcherie, frente a Notre Dame. Para empezar, algún que otro iniciado, al citar la librería Shakespeare and Company, pensará en Sylvia Beach, la estadounidense que publicó en 1922 el Ulises de James Joyce. Es cierto que Sylvia Beach pasó por allí, como pasaron durante mucho tiempo tantas celebridades estadounidenses y de todo el mundo, pero esta librería Shakespeare and Company no es la de la llamada "generación perdida", sino la de George Whitman, nacido en New Jersey (hay versiones que lo dan por nacido en Boston) hace 96 años, con más de 50 de librero bohemio en este rincón parisino, y todavía vivo a la izquierda del Sena. Además de políglota, George Whitman es hijo de Walt Whitman, pero no del Whitman poeta, aunque se considera su heredero.

En 1951, treinta años después de que Sylvia Beach abriese Shakespeare & Company, George Whitman abrió Le Mistral, una librería de lengua inglesa en el lugar actual. Compró la primera librería con una herencia y la llenó de todo lo pudo,escamoteado de soldados no interesados en la literatura, reuniendo una colección envidiable de primeras ediciones de escritores de la generación perdida. Como Sylvia, usó el segundo piso como biblioteca y lugar para reuniones literarias, y lo llenó rápidamente de la nueva generación de escritores expatriados. Un grupo diferente, más fragmentado y más atrevido. Cuando Ginsberg y los Beatniks llegaron a París a finales de los '50 leían sus trabajos más recientes en la calle delante de la tienda: Gregory Corso leyó sus poemas, Allen Ginsberg leyó Howl y, lo que es más, se dice que William Burroughs escribió allí Almuerzo Desnudo. En otra línea, Lawrence Ferlinghetti -que se iría de París para abrir la librería hermana City Lights en San Francisco- se esclavizaba con su tesis doctoral sobre la poesía de T.S. Eliot, encontrando siempre refugio en Shakespeare & Company.

A la muerte de Sylvia Beach en 1962, George llamó a su librería Shakespeare & Company en su honor, aunque sin su permiso. Y a pesar que todo aspirante a escritor hacía de la librería su segundo hogar, George buscó su Hemingway y su Joyce. Para atraerlos, abrió el hotel Tumbleweed; instaló literas en la biblioteca donde los escritores jóvenes y sin suerte podían permanecer con tal que leyeran un libro al día y trabajaran una hora en la tienda (el antecedente de las camas de hoy). Los escritores más establecidos podían quedarse arriba en el cuarto del escritor, lleno con tres paredes llenas de volúmenes raros y camas considerablemente más cómodas. Según él mismo, más de 10.000 viajeros han permanecido por lo menos por una noche. La condición: cada visitante debe dejar una autobiografía corta y una foto. Muchas de estas fotos adornan las paredes del cuarto del escritor: Lawrence Durrell, Allen Ginsberg y Henry Miller junto a tomas clásicas de Hemingway, Joyce y de una omnipresente Sylvia Beach.

Solterón maduro, George Whitman tuvo a su única hija casi a los sesenta años, y probó que el nuevo nombre de la tienda era algo más que un truco publicitario llamando a su propia hija Sylvia Beach Whitman. A pesar que se puede decir que su legado puede permanecer sólo a la sombra del de Sylvia, el puesto de Whitman como actual anfitrión literario de París está ya en su cuarta década y ha resistido a la generación Beat, al Mayo francés, al hippismo y a las numerosas intervenciones de las autoridades tributarias francesas (No se aceptan tarjetas de crédito; todas las compras son en efectivo solamente).

Para entender un poco mas: la primera Sylvia Beach, la amiga de Joyce, T. S. Eliot, Ezra Pound, Scott Fitzgerald y Hemingway, tuvo su librería inglesa y estadounidense Shakespeare and Company en dos locales de París. En 1921 trasladó su negocio al 12 de la rue de L'Odéon, frente a La maison des amis des livres, la librería francesa que pertenecía a su amiga y compañera sentimental Adrienne Monnier. James Joyce bautizó los territorios de Sylvia como Stratford-on-Odéon, y ambas libreras convocaban en un pequeño tramo de la calle a los mayores talentos de la escena literaria francesa y anglosajona. Gide, Claudel, Valery, Henri Michaux, Nabokov y por supuesto Joyce, unidos a la gran colonia literaria norteamericana, itinerante o estable en el París de entreguerras, con la presencia carismática de Gertrude Stein, componían el universo de la Shakespeare and Company original. La librería se cerró definitivamente en 1941, después de que Sylvia Beach se negara a venderle a un oficial alemán una copia del Finnegans Wake de Joyce. Algo más tarde la librera y editora era detenida por los nazis y recluida unos meses en Vittel. Después de la guerra, Beach no volvió abrir su negocio. Y es en los años 50 cuando George Whitman toma la posta y abre su librería frente a Notre Dame, animado por su amigo Lawrence Ferlinghetti. Y por ella pasaron Henry Miller, Anaïs Nin, Lawrence Durrell y Burroughs, que conoci{o en la librería a uno de sus novios, y Gregory Corso, que robaba libros, y Jack Kerouac, que ya estaba en el camino. Pero, además, Sartre y Simone de Beauvoir y André Breton, y otros muchos, algunos de ellos colaboradores de las publicaciones que surgieron en torno al librero George Whitman.

Shakespeare & Company se considera el Kilómetro Cero de Paris y frente a sus puertas se hicieron manifestaciones contra la guerra de Vietnam y tocó la guitarra Tony Blair en sus tiempos de bohemio. Y no les cuento más nada para no aburrirlos. Sólo les deseo que puedan ir y disfrutar como yo. Y por si quieren saber algo más del viejo Withman, pueden ver el documental : "Portrait of a Bookstore as an Old man begining" (2003), de Gonzague Pichelin y Benjamin Sutherland que dura 52 minutos (http://www.youtube.com/watch?v=67LaM95pBMM o video.google.com/videoplay?docid=5574284408427118756) Au revoir mes amis.







Comentarios

tupacarballo ha dicho que…
PLEASE NO DEJES DE ESCRIBIR SOBRE PARIS. SI BASTA CON EL CAMPO. CON LOS K. CON EL DUEÑO DE LA LAVANDERIA. BUSCA OTRA...DE CHINOS POR EJ. QUE NO PREGUNTAN NADA. JIJI. BESOS. ME IDENTIFICO???SI ...HECTOR. BESOS.
momo ha dicho que…
Que casualidad , en Mayo... en esa fecha estuve yo. Acabo de verte en un cruce de un puente, y me alegro de porque volveré a mirar otro poquito Paris.
MARÍA NÚÑEZ ha dicho que…
Momo, que increible no? pero tan frecuente. Eso de que me viste en el cruce de un puente, no será como en Lejana de Cortazar? jajaja Veo que estas en Asturias. Yo toda vez que puedo me quedo un poquito en la vecina Galicia a ver mi gente y flia.

Entradas populares de este blog

TRANSFORMACIONES

LA SOMBRA