Basta con el campooooo!!!

Realmente estoy cansada. Harta de los que me hablan del conflicto del campo sin que se los solicite. Así nomás, a boca de jarro, en cualquier momento , sin que el tema venga al caso y sólo porque se les ocurre o porque no tienen nada mejor que decir y son incapaces de hacer silencio.

Ya pasaron más de 120 dias desde el comienzo de la desafortunada situación que ha dado lugar a movilizaciones, declaraciones varias, agresiones mutuas, debates institucionales, carpas de todos los colores y sobre todo, a la reedición de históricas antinomias que -aunque sean la constante argentina desde el nacimiento de la patria- no hacen más que profundizar una brecha tan innecesaria como dolorosa. Y como si no bastase con todo esto y con la andanada incesante de noticias con las que nos "informan" los medios sobre el problema; están los comedidos de siempre, a los que aludo en el comienzo. Los que si no fuera por el campo nos atormentarían hablando de la inseguridad, diciendonos que aca no se puede vivir más, etc., etc.

El pasado 9 de Julio subí a un taxi con el mágnifico ánimo que me producía ira a compartir un locro al que habia sido invitada, y con que me recibió el conductor?: "¿Qué opina del conflicto del campo?", me disparó sin anestesia ni bien subí. Y no le importó la respuesta con la que suelo evadir intervenciones igualmente inoportunas: "Ah, no se nada, no estoy interesada". Siguió y siguió, impiadosamente hasta que lo interrumpí de manera un poco menos cortés y se dedicó a manejar en silencio durante el resto del viaje.

El sábado siguiente en el lavadero de mi barrio, al que suelo ir una vez por semana se produjo el siguiente diálogo: "Para cuando la quiere", dijo el dueño con respecto a la ropa que había llevado. "Para cualquier día de la semana que viene", le respondí. "Bueno, hay que ver que nos permite hacer el campo", me devolvió tras cartón y sacando su artero as de la manga. "¿Qué tiene que ver el campo?", quise saber, ya que el lavadero en cuestión está ubicado en Villa Crespo y no en la Plaza de Mayo o en el Congreso. Y ahi nomás se despachó con múltiples teorías sobre como nos influye el conflicto. Cansada entonces de que en la misma semana, dos personas a las que les había pagado por sus servicios, no por sus opiniones me hablaran de lo mismo corté por lo sano: "Las cosas sólo nos afectan en la medida en la que se lo permitimos", le contesté y por supuesto el hombre no entendió nada. Tampoco me importó. Hasta la próxima mis encantos!

Comentarios

Raul Manrupe ha dicho que…
"Hay que ver qué nos permite hacer el campo"...sí, es así, el lugar común de taxistas. Ah. Y los rumores de golpes varios.
Raul M.

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